Mi Quebrantahuesos 2015 (I) – Treparriscos 2014

No sería posible entender qué pasó en la Quebrantahuesos 2015 sin saber qué pasó en la Quebrantahuesos 2014. Bueno, más bien en la Treparriscos 2014, ya que por haber corrido allí el año pasado, obtuve mi plaza este pasado 20 de junio.
Como muchos sabréis, la QH tiene una limitación de plazas para disputarla cada año y somos muchos miles más los que entramos al sorteo para participar cada año. Para la edición del año pasado no entré entre los «ganadores» de dicho sorteo, así que me quedé sin la plaza. De todas formas, la organización nos ofreció la posibilidad de participar en la Treparriscos, otra marcha de menor longitud que se disputa en el mismo lugar, pero por otras carreteras. El premio de ir a esa otra marcha no era ni más ni menos que tener plaza asegurada, sin sorteo, para el año siguiente. Así que allí que me fui.
La marcha en sí, pues la verdad, la disputé como una carrera máster. Salí muy bien situado, ya que pude estar en los primeros puestos al ir a acompañar a un compañero que corría la QH (y salen más de media hora antes).
Primeros kilómetros muy rápidos, en los que se forma una fuga de 3 corredores más un aficionado sub23 que estaba por la zona, pero que no participaba «oficialmente» en la marcha. Mi intención era aguantar ahí hasta que mis piernas dijeran «basta», pero pasaban los kilómetros, pasaban los tramos más técnicos al entrar y callejar en Biescas, la zona dura subiendo Cotefablo, donde incluso tuve fuerzas para llevar el ritmo de la persecución, tirando del grupo (éramos unos 15 o así), para que no se fueran más allá de los 3 minutos que decían que nos llevaban.

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La bajada muy rápida, con las bellas vistas del Valle de Tena y la zona de Broto – Fiscal, donde encaramos la segunda subida, a Fiscal, una carretera con carril de vehículos lentos y mucho más abierta que la anterior. Un porcentaje de, aproximadamente, el 8-10%, que se me hicieron mucho más duros, acusando un poco el esfuerzo de la subida a Cotefablo y el casi no dormir de la noche anterior (más el viaje de Sabiñánigo por la tarde). No obstante, haciendo la goma y remontando al final (una fenriquinha), llegué con ayuda de algún que otro descolgado, al grupito y pude ponerme en los primeros puestos en el paso por el túnel. Y eso fue un momento clave ya que, con el ritmo que se pasó, se dividió en dos, pillándome en la parte de delantera a la hora de iniciar el descenso, ya con la llegada en mente, a falta de unos 10-12kms.
Relevos a tope, para intentar cazar y, sobre todo, para que no nos cazasen los ciclistas que se habían quedado kms antes.
La llegada a Sabiñánigo fue «salvaje» últimas escaramuzas para intentar arañar un puesto, cuando me da un fuerte calambre en el bíceps femoral de la pierna derecha. Tan fuerte que no me dejaba ya pedalear fuerte ni levantarme en la bici. Así que renuncio a remontar algún puesto (el primero de nuestro grupo llegó 4º) y me limito a no perder más posiciones con respecto a los que venían persiguiéndonos.

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Y así pasó. Entrada en meta en ligera subida y final en el puesto 12. El 12 de 2000 ciclistas que participaron en la Treparriscos. Sin duda uno de los mejores momentos y resultados de mi vida deportiva. El gesto de rabia en meta así lo reflejaba. Indescriptible la sensación de llegar a una gran marcha con tan buenas sensaciones y disfrutando de tan buen resultado y claro, sin dejar de pensar en qué hubiera pasado si el día anterior hubiera descansado bien y viajado más tranquilo.