MiTitán Villuercas. Logrosán, 17 de mayo

Cabe decir, de inicio, que mantengo un tira y afloja constante con mis visitas a Villuercas. Creo que, hasta este domingo, habían sido 4 las veces que he ido a entrenar por aquella zona y que, casi siempre, después de haber tenido unas magníficas sensaciones, terreno cómodo para rodar, bajadas no demasiado técnicas, al final, por exceso de ímpetu o, llamémoslo por su nombre, globerismo, he terminado con unas pájaras considerables. A eso debía añadir algún episodio un tanto desagradable que ahora no es momento ni de reproducir y, ni tan siquiera, de recordar.

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Cartel Titán Villuercas

El caso es que no tenía pensado correr la Titán Villuercas. A primeros de año, una vez revelado el calendario de competiciones en la Federación de Extremadura, la Villuercas coincidía con una carrera de carretera, que parecía que sería el campeonato de Extremadura Máster30, así que mis esfuerzos irían para intentar hacer un buen papel en dicha prueba. Ya el año pasado no fui para preparar bien la Nor3Xtrem.

Pero fueron pasando las semanas, la Titán Villuercas se tuvo que cambiar al día 17, cuando estaba prevista para el 10 de mayo, la carrera del campeonato se suspendió, así que todo se puso a favor para correr en Logrosán la tercera prueba Ultramaratón del Titán Xtrem Tour.

Tras un sábado de viaje para recoger dorsal y bolsa del corredor, ver a los compañeros, asistir al briefing de la carrera y el recorrido, ir a Cañamero a dormir (Gracias Mery y Dominique), me presenté en la línea de salida el domingo para dar comienzo a la Titán Villuercas.
Últimos ajustes en la bici (Gracias Raúl) y a correr. Salida neutralizada muy rápida. En esta ocasión no me penalizó, ya que normalmente se me suelen dar muy mal este tipo de salidas, con coche delante, pero donde la gente aprovecha al máximo para ponerse lo más delante posible, metiendo codos y arriesgando en exceso. Esta vez no sólo no perdí puestos, sino que conseguí iniciar la carrera en los puestos cabeceros.

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Salida al camino y el caos. Polvo y más polvo. Pasaban los kilómetros y allí no se veía nada. De vez en cuando alguien a quien adelantaba, como mi compañero y entrenador, Ángel Denche, que no llevaba bien tanto polvo y que las alergias le están machacando esta primavera. También algunos del grupo cabecero, que se habían despistado, me adelantaban, como mi compañero Nando, que hizo un auténtico carrerón demostrando su magnífico estado de forma.

Al comienzo de Los Lunares, primera dificultad importante del recorrido, me pasan los compañeros que están disputando la clasificación por equipos, pero sin venir Denche. Dudo entre si seguir con los 3 (Macías, Sergio y Sandungo) o echar una mano por detrás. Primero bajo el ritmo, para ver si se recupera y puede enganchar, pero lo que veo es que estoy haciendo es ayudar a los componentes del GR100, el 4º equipo en la general, así que levanto un poco más el ritmo, sin conseguir que Ángel se me una a rueda.

Me pego a la rueda de los GR100, con los que había rodado en las titanes anteriores, hasta que salimos a una carretera y vemos a mis compañeros, que no tardamos en alcanzar. Cuando llegamos a su altura, me pongo a tirar fuerte para intentar llegar a la altura de los demás equipos, pero rápidamente me parar, indicandome que apenas llevamos unos 20 kms y esta es una carrera de gran fondo. Quedaban 130!!!

Después de pasar por unos caminos sin mucha dificultad, entramos en un sendero muy estrecho, con escalones y muchas piedras, donde dejo pasar a los demás y paso como buenamente puedo. Casi todo el rato a pie, detrás de Raúl, un corredor del Xalima. Ahí, yendo a pie, noto que la zapatilla izquierda me hacía algo de daño (había tenido una pequeña caída el día anterior, por la mañana y se había roto una pieza del cierre).

Cuando salimos del túnel de hierba y zarzas, me encuentro con Víctor Mateos, parado, arreglando un pinchazo, hinchando la rueda con una bomba minúscula. Paro y le dejo la mía para que lo haga más rápido y cómodamente. Allí estaba el primer punto de control y, mientras estaba parado, pasó, entre otra gente, José María Álvarez, del que pensaba que estaría más adelante.

Termina Víctor y sigo en marcha, poco a poco, en solitario, pero viendo una sombra azul (y caso rojo), que se va acercando por detrás. Paso Berzocana. Corono Solana, pero en Santa Lucía ya ha llegado a mi altura Porfirio (Antolín), con el que paso por Navezuelas y la subida hasta el Camino del Viejas, su bajada y el inicio del Valle del Viejas, con un ritmo que llevo bastante bien.

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Es al inicio de esta subida, la de mayor altura de la Titán Villuecas, cuando vemos al trío Titán Xtrem Team, al que pronto dimos caza. Porfi siguió con su ritmo, constante, machacón pero muy efectivo. Yo decido no seguirle y me quedo con mis compañeros, por si hiciera alguna falta durante el resto de la carrera. No sabía cuando me iba a dar esa pájara que esperaba y, antes de eso, prefiero ayudar en lo que pueda. Mi objetivo, en Villuercas no era luchar por la clasificación individual, sino echar las manos que me permitan mis fuerzas y mi destreza en la bici de montaña.

Coronamos el Valle del Viejas, en el Pozo de las Nieves, yo unos metros por detrás por un problemilla con la zapatilla, y comienza la bajada. Esa carretera algún día fue de asfalto, ahora es de piedras grandes y agujeros. Muy peligrosa, porque te permite correr y lanzar la bici, pero con esos peligros, te puede llevar al suelo con el mínimo error.

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Eso no lo debió pensar Quillo Márquez cuando me pasó, el líder de la prueba de Maratón, que había salido una hora después y que, hasta ese punto compartía recorrido con la Ultra. No me pasó nadie más y, tras el avituallamiento de Guadalupe, nosotros nos desviamos camino del Monte Cubero, una de las subidas más bonitas del día.

Perfil de la Ultramaratón Titán Villuercas
Perfil de la Ultramaratón Titán Villuercas

Empezamos mal, con la avería de Sergio en su rueda trasera (los radios daban con la pinza de freno), y tuvimos que parar para que se arreglara y poder seguir. En el avituallamiento estaba parado Porfi, que inició este tramo con nosotros, pero que no tardó en distanciarse cuando, por fin, pudimos retomar la marcha.

Avituallamiento poco antes de coronar (inesperado y muy agradecido por nuestra parte) y a comenzar el tramo de bajada hasta Logrosán, con la vuelta al tramo de la maratón, por La Calera y Alía, donde me llevé una de las alegrías del día, al estar Agustín, el padre de Sergio, allí presente, con su cámara de vídeo, grabando nuestro paso. Nuevo avituallamiento, cargar botes, un poco de fruta (Qué rica la sandía, Auri) y a correr.

Tramos de bajada de dar pedales y empezamos a ver, en las primeras púas (subidas cortas y de gran desnivel) a los primeros de la Maratón (o a los últimos). Llegamos al avituallamiento de Puertollano, donde nos encontramos con Chinto y Keco, junto a algunos chavales de la Escuela de Ciclismo Cáceres Bike, que nos dicen que el segundo equipo, los Fernando Torres no están muy lejos. Con ellos recorrimos los kilómetros previos al Desfiladero del Ruecas, rampón previo al paso por Cañamero, con algo de ansiedad por subir un puesto en el podium, pero con la impotencia de tener problemas físicos, sobre todo de Sergio, al que le estaba afectando no haber disputado antes una prueba de tanta distancia.

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El Desfiladero lo subo muy mal, me paré para que lo pasara Sergio delante mía, pero con tanta pendiente, no fui capaz de traccionar bien sobre la bici, teniendo que subir, la primera parte, a pie (con el dolor que me producía la zapatilla).

Finalmente conseguí subirme, pedalear y llegar a la cima, tras adelantar a Sergio, al que esperamos en la cima. Bajada hasta Cañamero, avituallamiento de nuevo, saludo a Raúl y la familia de Sergio, paso por el puente de hierro sobre la carretera y a encarar el tramo final, subida pronunciada en carretera y final trepidante y rapidísimo hasta las calles de Logrosán, previo saludo a Manolo Llano, del Club Ciclista La Cañada. Para mí es una enorme alegría ver a ciclista de mi pueblo en carreras de este tipo.

En meta entramos los 4 juntos, con sensaciones dispares, pero con la alegría de haber alcanzado el reto de culminar la Titán Villuercas.

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A mi parecer, se ve que los entrenamientos están dando sus frutos y alcanzando su momento culmen de la temporada, con la próxima Quebrantahuesos, dentro de un mes. Me sentí genial en toda la prueba, algún dolor en las rodillas, pero mucho mejor que en la Titán 5 miles. La molestia, sin importancia de la zapatilla, pero con la sensación de poder haber tirado más en algún tramo de la carrera. Pero como dije al principio, tengo mucho respeto a estos caminos y sé que hice en bien en guardar durante las 8 horas que duró la carrera y mejor aún en intentar ayudar a mis compañeros que, con la baja de Ángel Denche, quizá necesitaban un apoyo más.

La tercera medalla de Titán
La tercera medalla de Titán

La siguiente Titán, para mí, tendrá que esperar hasta Septiembre, la Titán Tajo Internacional, en Cedillo, aunque hasta entonces habrá nuevos retos, como esa 5ª QH, que afronto lleno de optimismo y con ganas de darle un nuevo bocado a mi mejor tiempo (6h49m) y en julio, el Gran Premio Canal de Castilla, en Medina de Rioseco, donde combinaremos carretera con caminos de tierra, con sirgas y algo de adoquines.

Para finalizar, un espectacular vídeo resumen de la Titán Villuercas, por Bikezona: